Su vida ha estado dedicada a la defensa de los derechos humanos en Chile. Trabajadora social, fue parte del Comité Pro Paz y de la Vicaria de la Solidaridad, donde fue su última secretaria ejecutiva. Coordinó el equipo que instaló el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, donde fue presidenta del directorio hasta 2022 y hoy es presidenta emérita. Ha participado en instituciones que apoyan a personas en situación de vulnerabilidad, como el Hogar de Cristo y Aldeas Cardenal Silva Henríquez. En 2025 recibió la Medalla Derechos Humanos y Democracia de la Universidad de Chile.