En 1975 volvió del exilio con una convicción inquebrantable: sanar las huellas que dejó la violación a los derechos humanos, tras el 11 de septiembre. Médica cirujana y psiquiatra de la Universidad de Chile, trabajó en la Vicaría de la Solidaridad y luego dirigió en la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas un programa pionero de atención a víctimas de represión. Cofundó el movimiento “Mujeres por la Vida”, fue diputada en dos períodos, se desempeñó en CONACE y en el SENAME, y hoy ejerce como vicepresidenta de Derechos Humanos del Partido Socialista.