Ha dedicado más de cuatro décadas al voluntariado en la Teletón, coronándose como la voluntaria más longeva y ejemplo de entrega. Su compromiso comenzó en la antigua Sociedad Pro Ayuda al Niño Lisiado y abarcó todas las áreas, destacándose en la recepción de nuevas familias, donde acompañó con ternura a padres y madres llenos de miedo y dudas. Ha acumulado valiosos recuerdos e hitos de la institución, como la visita del Papa Juan Pablo II en 1987. Cada viernes, día que considera sagrado, participa en la biblioteca y comparte lecturas, dibujos y juegos con los niños y niñas.